Por cualquier comentario, informacion y articulos que se quiera publicar, enviarlo a el siguiente correo; bdcs.blog@hotmail.com

martes, 28 de diciembre de 2010

PROCESAMIENTO CON PRISION DEL GENERAL DEL EJERCITO NACIONAL MIGUEL DALMAO.



Motiva estas líneas, la situación que vive al presente el General Miguel Dalmao.

Entre los años 1970 y 1974 fui cadete de la Escuela Militar coincidentemente con el citado General y, como dato anecdótico, fuimos también compañeros en la selección de básquetbol del Instituto. En mi caso, fui dado de baja previo a recibirme de Alférez por razones disciplinarias, hecho que bien podría ameritar una reflexión al respecto, reflexión que  no impulsa esta misiva. Como dije, compañero de ingreso del mencionado General Dalmao y en esos cuatro años de convivencia permanente dentro de la Escuela Militar conocí a un ser humano íntegro, inteligente y de una capacidad fuera de lo común.

Con posterioridad al año 1974, por las razones expuestas, el destino quiso que nuestros caminos fueran diferentes y  en estos casi 37 años transcurridos nos cruzamos circunstancialmente 2 o 3 veces en la vía pública, siendo éstos los únicos vínculos entre ambos.

Sin embargo, me alegró profundamente su ascenso a General y no me extrañó en absoluto, dadas las condiciones personales y profesionales que le conocía. Es de destacar que el citado fue el primer Oficial Superior del Ejército ascendido a General por un gobierno de izquierda en el país. Imagino, por razones obvias, con un estudio pormenorizado de su foja de servicios.

Posteriormente, me entero por la prensa, hace varios años, de su presunta v vinculación con el fallecimiento de la Srta. Nibia Sabalsagaray y que idas y venidas jurídicas concluyen, en noviembre pasado, con el procesamiento del  General  por “coautor de un delito de homicidio muy especialmente agravado”. . .

Ante esta situación trato de informarme más detalladamente del tema. Al hacerlo, llego a conclusiones por las que siento  necesidad de hacerlas públicas.

En primer lugar, una conclusión circunstancial, ya que es imposible suponer que un Alférez recién recibido, grado que ostentaba el procesado al momento de los hechos, estuviera destinado al tipo de actividades por el que se lo procesa.

Egresado en Setiembre de 1973, en Junio de 1974 tenía nueve meses de oficial y cuatro meses en su destino en el cuartel de Trasmisiones, ya que los cambios de unidad se materializan en Febrero de cada año.

Para reforzar mi conclusión, existen recientes declaraciones públicas de antiguos integrantes del MLN, ocupando actualmente importantes cargos de gobierno en el Poder Ejecutivo y electivos en el Legislativo, que con conocimiento de causa aportan en el mismo sentido de lo que afirmo arriba.

En segundo lugar, pero igualmente importante, la conclusión procesal que estimo dudosa y carente de objetividad.
Se basa en versiones, suposiciones y/o conjeturas, sin ninguna prueba ni testigos del supuesto asesinato. La misma, también ignora o desconoce aspectos legales específicos y contundentes, como la autopsia realizada por el médico forense  a la persona fallecida, autopsia nunca descalificada por la Junta de Etica Medica que entendió en la conducta profesional del galeno involucrado.

Lo que me queda meridianamente claro ante este lamentable hecho, es la inexistencia total de pruebas que justifiquen este procesamiento.

Me llama poderosamente la atención y me preocupa, que la Justicia de mi país, en plena democracia, actúe en  términos que no ofrecen garantías.

Espero que este desgraciado caso, sea la excepción que confirma la regla, al procesar a un ciudadano inocente, pues no se ha probado lo contrario, ni cumplido con lo establecido en el artículo 15 de nuestra Constitución.

Finalmente, quiero dejar en claro que soy muy respetuoso de quienes claman verdad y justicia por sus fallecidos y desaparecidos. Ahora, en este caso particular, me rebelo por estar convencido, y así lo demuestran los hechos, que en el procesamiento del General Dalmao no hay ni verdad, ni justicia.

Desconozco qué tipo de intereses inclinaron caprichosamente la balanza, pero el hecho se asemeja demasiado a una venganza indiscriminada, con trascendencia política por tratarse de un  General en actividad, que se comió “un garrón” : Miguel Dalmao.

Concluyo diciendo, que a pesar de los graves errores cometidos en este caso, aun sigo confiando en la Justicia de mi país y  que la misma revertirá como debe ser la situación procesal del General Dalmao. La capacidad de enmendar y admitir un error fortalece la credibilidad ciudadana ante la autoridad que la asume, con toda su independencia responsable.


                                                        Héctor  Passeggi.
                                                      
                                                        C.I. 1 325 456 - 7

No hay comentarios:

Publicar un comentario